viernes, noviembre 17, 2006


un dia te besaré los muslos, lamere tus piernas como 38 caracoles apostarian por hacerlo primero; dejare rastros de baba debajo de tus piedras, devorare tus hojas, hormigueare en tu espalda, trazare circunvoluciones en el charco donde arrojaré uno a uno todos mis guijarros, con tu horizonte ciego y mi mala punteria, hasta humedecer mis dedos en tu lodo, revisarte, perseguirte, desearte en la intemperie, la perilla dura en la puerta en la espalda, intranquilo como perros, rasgando el pasto que pisaste,insisto, en la luz de las cornisas,en los cuerpos que en noches menos tristes que las mias orinaste con tus piernas bien arqueadas, dolorosas, liquidas como esculturas;oleré tu sexo en el ambiente rugiendo penas, con el corazon bullendo entre las patas como agujas, abejas, abrazos de hierba muerta, de piedra ardiente de tus soles, hinchados y rojos, estriados de lava, blanca y rutilante de tus dedos entibiando tus pezonez, blanca y rutilante como brackets arañando mis persianas, aliviame temprano para enfermarme con tus horas en mis horas en mis horas te pienso te pierdo te pienso te pienso...

te olvido cada cucharada, cada sorbo de pasta, cada crujido tierno que me escupe tu cuerpo, madera infausta, combustible, inagotable, leña de mis yerros, cauce de mis ansias, anidame temprano ave rabiosa, despeñame en las horas menos torpes, en tus horas, en mis alas escupe un cetro para caer con todos mis angeles al abismo, que dure esta noche ecuanime y paciente como enfermos, como vendas, como ambar lloviendo lentamente tras el grito de una vida.